Como centro de referencia de la demarcación de Tarragona, cuenta con dos tratamientos necesarios: la trombolisis endovenosa y la trombectomía mecánica, un tratamiento de alta complejidad muy eficaz para ictus graves.

El 29 de octubre es el Día Mundial del Ictus, fecha que se aprovecha para potenciar la concienciación de la población sobre esta grave enfermedad.

El Hospital Joan XXIII actúa como centro de referencia de ictus de la demarcación de Tarragona. Dispone de la Unidad de Ictus, que es un área especializada en el tratamiento de esta patología, con todas las herramientas radiológicas necesarias y los tratamientos específicos que los pacientes necesitan. El ictus implica que se deba actuar de forma inmediata para que los pacientes puedan sobrevivir sin secuelas incapacitantes. Por lo tanto, es crucial la detección inmediata para avisar al servicio de emergencias y llegar, lo antes posible, al hospital de referencia.

El Hospital Joan XXIII dispone de los dos tratamientos necesarios para estos pacientes: la trombolisis endovenosa, un fármaco que permite disolver el trombo que obstruye la arteria cerebral, y la trombectomía mecánica, que consiste en introducir un catéter en una arteria de la pierna hasta llegar al trombo que obstruye la arteria del cerebro y retirarlo. Es un tratamiento de alta complejidad, muy eficaz para ictus graves. De hecho, en algunos pacientes que reciben este tratamiento, la mejoría es tan rápida y espectacular que la recuperación es prácticamente total. No obstante, para conseguirla, es trascendental que la población sepa detectar los síntomas de un posible ictus.

¿Cómo se detecta un ictus?

Ictus significa «golpe»; se refiere a algo que ocurre muy rápidamente. Una persona está bien y, de repente, no puede moverse o hablar. Esta situación se debe a una interrupción del flujo sanguíneo en una parte del cerebro. Dependiendo del tamaño y del lugar del cerebro donde se produzca, la persona tendrá diferentes tipos de afectación como, por ejemplo, parálisis de medio cuerpo o de la boca, no poder hablar, no poder entender el lenguaje, pérdida de visión, etc.

Por lo tanto, la persona, de forma repentina, sufrirá unos síntomas neurológicos. Los más frecuentes son: alteración del habla o de la comprensión del lenguaje (cuando hablamos con la persona, no nos entiende), debilidad de medio cuerpo (lo que llamamos parálisis), que puede ser parcial o total, desviación de la boca o alteración de la vista (deja de ver medio campo visual).

El ictus es la primera causa de discapacidad adquirida. En este caso, la persona que lo padece, si no muere, queda gravemente incapacitada. Esta persona, este familiar, ya no vuelve a ser la que había sido anteriormente y necesita ayuda de otras personas en su día a día. Por eso son tan importantes tanto la detección como la prevención.

Para prevenir un ictus, básicamente, hay que modificar los estilos de vida; es decir, lo que el médico o médica de familia recuerda siempre: seguir una alimentación saludable, no consumir tabaco ni otros tóxicos como el alcohol y hacer ejercicio físico para evitar la obesidad y el sobrepeso. Además, las personas con factores de riesgo vascular, como la hipertensión, la diabetes y elevados niveles de colesterol, entre otros, los tienen que tener bajo control.

Nuevas terapias y procedimientos

En el año 2021, el Hospital Universitari Joan XXIII -que es el centro con más volumen de pacientes fuera del área metropolitana de Barcelona- atendió a 652 pacientes derivados con sospecha de ictus. El Hospital también está involucrado en la investigación de nuevas terapias y procedimientos para mejorar los tratamientos, la prevención y la recurrencia del ictus. La Unidad de Ictus de Joan XXIII participa en ensayos clínicos internacionales en busca de nuevos fármacos para tratar y prevenir los ictus, en proyectos colaborativos con otras unidades de referencia del país, mientras trabaja en proyectos propios para evaluar el funcionamiento del Código ictus y el impacto de los tratamientos realizados.

Desde el pasado mes de abril, el Hospital Joan XXIII participa, junto con otros cuatro hospitales de Cataluña, en un proyecto financiado con fondos europeos que tiene como objetivo principal mejorar la atención del paciente que ha sufrido un ictus en cada una de sus fases: desde el ingreso en urgencias hasta el cabo de un año. Este proyecto prevé un programa de seguimiento integral y de acompañamiento del paciente, que incluye una aplicación móvil (plataforma de comunicación) que permite de forma fácil, segura y controlada el contacto directo y continuo entre el paciente y el equipo sanitario. Al mismo tiempo, fomenta la comunicación y el enlace entre la atención hospitalaria y la atención primaria.

En nuestro entorno, una de cada seis personas sufrirá un ictus. Está en nuestras manos evitarlo.