Unos 90 inscritos han participado, hoy jueves 16 de mayo, en la II Jornada de Orto-geriatría del Tarragonès organizada por el ICS Camp de Tarragona y Gestió i Prestació de Serveis de Salut (GiPSS). La jornada iba dirigida a profesionales de geriatría, medicina interna, reumatología, endocrinología, traumatología y atención primaria. También a profesionales de enfermería, terapeutas y técnicos de grado medio. El principal objetivo de la jornada era realizar un abordaje teórico y práctico de la prevención y el tratamiento de las fracturas por fragilidad.

En Cataluña, la fractura de cadera es la que tiene la prevalencia más alta. El hecho de haber sufrido una fractura osteoporótica multiplica entre 2 y 4 veces el riesgo subsecuente de presentar nuevas fracturas, y la mayoría de las fracturas se producirán en los dos años posteriores a la primera fractura. La fractura de cadera sigue siendo uno de los problemas de salud más importantes en las personas mayores. Este proceso, además de estar asociado con una alta mortalidad, puede ocasionar un importante deterioro en la calidad de vida, generar discapacidades y dependencias, y un alto uso de recursos sanitarios. La tasa anual de fractura de fémur es de 5,93 por cada 1.000 habitantes de edad igual o superior a 65 años, más frecuente en mujeres de 85 a 89 años. La mortalidad hospitalaria es del 5% y la anual del 24%.

   

Existen diferentes situaciones que facilitan que traumatismos de baja energía fracturen huesos que en condiciones normales no se romperían. De estas situaciones, la más importante y que se acentúa con la edad es la osteoporosis. La osteoporosis es un trastorno esquelético caracterizado por una disminución en la resistencia ósea, que predispone a la persona que la padece a un mayor riesgo de fractura. Esta disminución de la resistencia se ve afectada no solo por cambios cuantitativos en la estructura del hueso (baja densidad mineral ósea), sino también por cambios cualitativos (modificaciones morfológicas en la microarquitectura y en el remodelado óseo).

En los últimos 30 años, la incidencia de este tipo de fractura ha aumentado de forma exponencial. Según la Organización Mundial de la Salud, en 1990 se produjeron 1,7 millones de fracturas de fémur en el mundo, mientras que la proyección para el año 2050 estaría en 6 millones de fracturas. El hecho de haber sufrido previamente una fractura osteoporótica incrementa entre 2 y 4 veces el riesgo de presentar nuevas fracturas. El 33% de los pacientes con fractura de cadera ya habían tenido una fractura previa.

   

Según el Departamento de Salud, en el informe sobre la supervivencia y gasto asociado a la fractura de fémur en las personas mayores en Cataluña, entre el 50% y el 80% de los pacientes que reciben el alta después de una fractura osteoporótica no reciben ningún tipo de recomendación que les ayude a prevenir la aparición de una nueva fractura, y la proporción de personas que reciben tratamiento es inferior al 35%. Se recomienda realizar una buena prevención primaria de la osteoporosis con una detección precoz del paciente frágil con riesgo de sufrir una fractura, y así poder realizar un correcto diagnóstico y un abordaje temprano de la osteoporosis o la fragilidad. También es importante realizar una prevención secundaria con un tratamiento adecuado de la osteoporosis para poder evitar nuevas fracturas.