Un estudio identifica, por primera vez, biomarcadores no invasivos capaces de detectar de forma temprana la esteatosis hepática —conocida como hígado graso— en población infantil y adolescente que adquirieron al nacer el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH). El estudio, publicado en Communications Medicine, ha sido coordinado por personal investigador del área CIBER de Enfermedades Infecciosas (CIBERINFEC) en el Hospital Universitario de Tarragona Joan XXIII (HJ23) – Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili (IISPV) y el Hospital Universitario La Paz. También pertenecientes a la Universidad Rovira i Virgili (URV), el Instituto de Investigación de La Paz (IdiPAZ) y la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). El trabajo supone un avance clave para mejorar el diagnóstico de una complicación que afecta aproximadamente al 30% de esta población pediátrica.

De izquierda a derecha: Talía Sainz, Anna Rull y Silvia Chafino.
La esteatosis hepática es habitual en personas con infección por VIH y su prevalencia en población infantil y juvenil ronda también un 30%. Sin embargo, los métodos diagnósticos no invasivos utilizados en adultos no funcionan adecuadamente en población pediátrica. «Hasta ahora carecábamos de herramientas fiables para detectar el hígado graso en jóvenes con VIH sin recurrir a técnicas invasivas. Era fundamental encontrar biomarcadores específicos que permitieran identificar la enfermedad en sus fases más iniciales», explican Anna Rull y Talía Sainz, investigadoras del CIBERINFEC pertenecientes respectivamente al Hospital Universitario de Tarragona (IISPV) y Hospital La Paz y que han liderado el estudio.
Análisis metabolómico avanzado
El presente estudio analizó mediante técnicas de metabolómica avanzada muestras de sangre y heces de 29 participantes para examinar las grasas circulantes, los ácidos biliares y las bacterias intestinales. Este enfoque permitió detectar alteraciones metabólicas muy precisas que podrían indicar la presencia de mal hepático incluso antes de que aparezcan síntomas.
Entre todas las moléculas estudiadas, dos tipos de triglicéridos (TG54:5 y TG56:7) y el ácido biliar UDCA destacaron por su capacidad para diferenciar a los jóvenes con esteatosis hepática de aquéllos sin la enfermedad. «La combinación de las medidas del triglicérido TG56:7 y el ácido biliar UDCA mejoró notablemente el poder discriminador de ambos grupos», señala la también investigadora del CIBERINFEC Silvia Chafino, primera autora del trabajo.
El estudio también reveló que los triglicéridos totales, habitualmente empleados en adultos para evaluar la función hepática, no mostraron diferencias significativas entre grupos en esta cohorte pediátrica, lo que refuerza la importancia de explorar triglicéridos específicos.
Por otra parte, se examinó la microbiota intestinal, dado su papel en la transformación de los ácidos biliares. Aunque no se observaron diferencias entre grupos, sí se detectaron correlaciones positivas entre UDCA y la bacteria Collinsella, conocida productora de ese ácido biliar, lo que podría explicar las tendencias encontradas, según determinó el equipo de investigación.
Por último, el análisis integrado del perfil de ácidos biliares permitió identificar una subpoblación dentro del grupo control con un patrón similar al de la población pediátrica con esteatosis hepática. El equipo de investigación subraya que estos resultados «sugieren que alteraciones tempranas en los niveles de ácidos biliares podrían reflejar un estado patológico incipiente, incluso antes de que existan manifestaciones clínicas evidentes, lo que remarcaría su papel prometedor en la predicción de la esteatosis hepática, aunque su potencial».
Referencia del artículo:
Chafino S, Tarancón-Diez L, Hurtado-Gallego J, Flores-Piñas M, Alcolea S, Olveira A, et al. Metabolomics para searching impar-invasive biomarkers de metabólico dysfunction-associated steatotic libre disease in youth with vertical HIV. Commun Med. 2025;5:433.

