El financiamiento del monitoreo continuo de glucosa (MCG) para menores de 18 años en 2018 fue un cambio radical que aporta grandes beneficios. Este mes de junio se cumplen cinco años desde que el Hospital Universitari Joan XXIII de Tarragona creó la Unidad de Diabetes Infantojuvenil, liderada por el Servicio de Pediatría y compuesta por dos endocrinólogas pediátricas, las doctoras María Hernández y Pilar Terrades; una educadora pediátrica, Cristina Fernández, y una nutricionista, Marta Zaragoza.

La Unidad de Diabetes Infantojuvenil inició su funcionamiento en 2017. Antes, los niños con diabetes en la zona de Tarragona eran atendidos por el Servicio de Endocrinología de Adultos del Hospital Joan XXIII. Cuando un niño con diabetes llegaba a Urgencias, era atendido en el Servicio de Urgencias de Pediatría y luego ingresaba en la planta de Pediatría, desde donde era controlado por el servicio de Endocrinología. En casos de niños con un difícil control de la enfermedad o que eran candidatos a beneficiarse del uso de bomba de insulina, eran derivados a centros de referencia pediátricos.

En junio de 2017, el Servicio de Pediatría asumió la primera consulta. La transición se hizo de manera progresiva: se derivaron primero todos los niños menores de 12 años y aquellos de 12 a 15 años a los que se les había diagnosticado la enfermedad hacía menos de un año. En abril de 2018, dentro del programa de colaboración e intercambio de profesionales entre el Pius Hospital de Valls y el Hospital Universitari Joan XXIII, se decidió unificar las dos unidades de diabetes infantil e incorporar a la doctora Pilar Terradas al equipo.

En cuanto al tratamiento, al inicio de la Unidad (2017) había pocos niños con sensores de monitoreo continuo de glucemia y solo un niño con bomba de infusión. En todos los casos eran las familias las que financiaban los tratamientos privados. Además, los niños con diabetes se hacían controles de glucosa capilar (4-8 veces al día) y llevaban tratamiento con insulina subcutánea antes de las comidas y una insulina de acción larga, que se ponían habitualmente una vez al día. La mayoría de estos niños tenían una dieta en la que solían comer siempre lo mismo y con poca flexibilidad.

El financiamiento del monitoreo continuo de glucosa (MCG), en 2018, para menores de 18 años fue un cambio radical para los niños y aportó grandes beneficios, como:

  • Mejora de la calidad de vida (ya que no es necesario pinchar el dedo prácticamente nunca para hacer el control de la glucosa).
  • El sensor predice cómo estará el nivel de glucosa después de 30 minutos; por lo tanto, los pacientes pueden anticiparse.
  • Dado que los controles son muy fáciles de mirar, los pacientes son más proactivos en el manejo de la enfermedad.
  • Existen alarmas de alerta si el control no va bien.
  • Los padres pueden ver cómo está el control del hijo/a a través de una aplicación.
  • En conjunto, mejora el control metabólico.

Actualmente, el sensor se coloca inmediatamente en el primer control en Consultas Externas que se hace después del ingreso. Prácticamente el 100% de los niños y niñas de las consultas llevan sensor.

En cuanto a la tecnología con la bomba de infusión subcutánea continua de insulina (conocida habitualmente como bomba de insulina), se ha ido avanzando progresivamente y se ha ido poniendo a más niños y niñas. En Cataluña y en el Estado español ha costado más la entrada y consolidación de esta tecnología. En los centros de referencia de diabetes infantil fuera de Cataluña y del Estado español se considera un buen porcentaje un uso de las bombas de infusión de insulina del alrededor de un 70%. A día de hoy, un 30% de los pacientes en Tarragona son portadores de bomba de insulina con la tecnología integrada más avanzada que hay.

Además del avance en tecnología, el Hospital Joan XXIII ha creado un programa de educación en diabetes bien estructurado, que comienza desde el ingreso del paciente hasta su posterior seguimiento en las consultas. Además, se fomentan talleres de cocina para niños, de nutrición; sesiones con adolescentes, con familias, en escuelas, en guarderías, etc. También se realiza formación a los profesionales de pediatría de atención primaria y de atención hospitalaria.