La forma clínica más común de cáncer de piel es el carcinoma basocelular, seguido a gran distancia por el carcinoma escamoso y el melanoma.

El próximo 13 de junio es el Día Europeo de la Prevención del Cáncer de Piel. La Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) ha publicado que un tercio del total de los cánceres diagnosticados se localizan en la piel. Cada año se diagnostican en España cerca de 74.000 casos, de los cuales alrededor del 90% corresponden a cáncer cutáneo no melanoma. En los últimos treinta años, las cifras se han duplicado. Aunque la incidencia de cáncer de piel en España no es la más alta de Europa, en los últimos diez años está teniendo lugar un incremento significativo de los dos tumores cutáneos con más mortalidad: el melanoma y el carcinoma escamoso.

Los dermatólogos constatan este aumento en el día a día de las consultas: hasta un 42% de los diagnósticos de las consultas dermatológicas en España son de patología tumoral. Este hecho está relacionado sobre todo con los hábitos de exposición solar de la población durante su vida y especialmente durante las edades más jóvenes.

El jefe de Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Joan XXIII de Tarragona, Dr. Miquel Just, explica que «en el servicio se intervienen quirúrgicamente entre 450 y 500 pacientes de cáncer de piel cada año». Además, «se deben agregar aquellos casos que por su complejidad se derivan a otros servicios como Cirugía Plástica, Cirugía Maxilofacial o Radioterapia, y aquellos que por su particularidad pueden ser manejados con terapias no quirúrgicas», agrega el especialista.

La forma clínica más común del cáncer de piel es el carcinoma basocelular, es el tipo con un comportamiento biológico menos agresivo, que no se disemina hacia los ganglios linfáticos o órganos internos. Predomina en la cara, cuero cabelludo y parte superior del tronco, pero también se localiza en las extremidades. La Dra. Pastor, especialista en Dermatología del Hospital Joan XXIII explica que «cada día lo diagnosticamos en las consultas y es la patología que más intervenimos en quirófano».

El carcinoma escamoso es la segunda forma clínica en frecuencia. Representa entre un 20 y un 25 por ciento de los tumores malignos cutáneos. Este a menudo se localiza en las zonas cutáneas más expuestas al sol pero también puede afectar las mucosas, como los labios y la cavidad oral. Cuando afecta la boca, también intervienen otros carcinógenos como el tabaco y el consumo de bebidas alcohólicas. Este tumor es más agresivo y a veces puede diseminarse y dar metástasis.

El melanoma representa el tumor menos frecuente de los tres mencionados, pero tiene un comportamiento biológico potencialmente más agresivo. En España cada año se detectan unos 4.000 nuevos casos de melanoma, y comporta más de 900 muertes. La agresividad de este tumor se mide en milímetros (y no con centímetros como ocurre con el resto de tumores del cuerpo humano): con más de 0,8 mm de grosor (medido con el Índice de Breslow), ya es necesario realizar estudios complementarios para ver si comienza a diseminarse. El melanoma suele ser una lesión pigmentada que puede simular un lunar pero que presenta cambios en su color, forma y aumenta de tamaño con el paso del tiempo. Además de factores genéticos, está relacionado con quemaduras solares sobre todo si se producen durante la infancia o la juventud.

Estos tipos de cáncer de piel son potencialmente evitables si se realiza de forma correcta la protección solar. Los dermatólogos del Hospital Joan XXIII recuerdan la importancia de transmitir a la población que «es trascendental aplicar cremas que protejan la piel de la luz ultravioleta A y B, con factor de protección (SPF) 50 o más». Se recomienda aplicarlas en las zonas no cubiertas por la ropa, 20 minutos antes de cualquier actividad diurna al aire libre. Si se ponen en capa fina no protegen correctamente: es necesario que se apliquen en cantidad abundante y de forma minuciosa, para no dejar zonas sin cubrir. Es importante volver a aplicarlas cada 2 o 3 horas, sobre todo a las horas centrales del día.

La Dra. Pastor insiste en el hecho de que «la población infantil, adolescentes y adultos jóvenes son los que más deben extremar las medidas de protección solar porque las quemaduras solares en esta edad tienen gran repercusión en el desarrollo de lesiones cancerosas cuando se es adulto, ya que la piel tiene memoria». También hay que tener en cuenta que los tatuajes que cubren zonas muy extensas de la piel dificultan la exploración dermatológica y por tanto el diagnóstico precoz del cáncer de piel.

En conclusión, los dos especialistas proponen disfrutar del sol «pero con precaución, evitando sus efectos nocivos sobre la piel». «Si nos protegemos correctamente, tendremos una piel sana durante muchos más años», aseguran.