Es la primera vez que se realiza en el Joan XXIII una cirugía abdominal con abordaje laparoscópico a un neonato de un mes de vida.

El Servicio de Cirugía Pediátrica del Hospital Universitari Joan XXIII de Tarragona ha realizado, con éxito, la exéresis laparoscópica de un quiste hepático gigante a un neonato de un mes de vida. Se trata de la primera vez que se realiza en el Hospital Joan XXIII una cirugía abdominal a un neonato con abordaje laparoscópico para extraer un quiste hepático. La estrecha colaboración entre los distintos servicios médicos del centro (Ginecología y Obstetricia, Pediatría, Anestesia, Radiologia y Cirugía Pediátrica), así como la coordinación entre los diferentes hospitales de la región sanitaria ha sido crucial para llegar a un diagnóstico correcto y a un tratamiento eficaz.

El pasado mes de noviembre nació en el Hospital Sant Joan de Reus un neonato con diagnóstico prenatal de quiste abdominal. La madre gestant havia sido controlada por el servicio de Ginecología y Obstetricia (ARO) del Hospital Joan XXIII, debido al hallazgo de un quiste abdominal en el feto, detectado en la semana 20 de gestación. El parto se llevó a cabo sin complicaciones y el niño nació asintomático. En el Hospital de Reus se realizó una ecografía abdominal que confirmó la existencia de una masa quística abdominal de 8 cm de diámetro, y se remitió al Servicio de Cirugía Pediátrica del Joan XXIII para seguimiento. Seguidamente, se realizaron los estudios de imagen adecuados en el hospital de Tarragona (ecografía abdominal, RNM), y en el Hospital Vall d’Hebron de Barcelona (Gammagrafía hepática) para llegar al diagnóstico de quiste abdominal gigante de probable origen hepático, sin conexión con la vía biliar. Al mes de vida, el niño se sometió en el Joan XXIII a la intervención quirúrgica, practicándose la exéresis laparoscópica de un gran quiste de origen hepático, sin incidencias. El postoperatorio inmediato fue controlado en la UCI Pediátrica del Joan XXIII, con rápida recuperación, librando el alta hospitalaria a las 48 horas de la cirugía.

La cirugía laparoscópica neonatal precisa de un alto nivel de capacitación de todos los profesionales implicados, así como de un material adaptado a las medidas reducidas de estos pequeños pacientes. Los beneficios son claros: una mejor visión del campo quirúrgico y una rápida recuperación del niño, que prácticamente no presenta cicatrices después del procedimiento.

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